Esperpéntica situación vivida en un establecimiento de Lidl después de que a una clienta no le gustara uno de los últimos cambios implantados por la compañía.
La mujer visitó un establecimiento de la cadena alemana en la República Checa e hizo la compra como hacía habitualmente. Cuando quiso pagar , se dirigió a las nuevas cajas de autopago que la empresa está instalando en muchos de sus supermercados, incluidos los de Catalunya y España, y escaneó los productos.
Tal y como recoge el portal ‘Techsvet’, el problema llegó cuando se dispuso a pagar en efectivo y vio que estas cajas no lo permiten, sino que obligan a los clientes a pagar con tarjeta o con el teléfono móvil. La mujer entró en cólera y reclamó a los trabajadores poder pagar en efectivo, pero le indicaron que las cajas no lo permitían.
Enfadada, la mujer dejó todos los productos encima de la caja y se marchó del local, dejando la caja inoperativa durante un rato hasta que los trabajadores la limpiaron y retiraron todos los productos que la mujer no quiso llevar.
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